lunes, 28 de marzo de 2016

RAZÓN 17: COLLADO DE LLESBA (Y DE PASO SAN GLORIO, RIAÑO Y LOS BEYOS)

Como ya he dicho en alguna entrada anterior, me encantan los desfiladeros porque discurren al lado de un río. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (por seguir con el tema fluvial) decidimos vestirnos de astronautas y salir a dar una vuelta. Esta vez no hubo desayuno en Unquera porque salimos bien alimentados después de comer y tomamos la, ya conocida en parte, N-621 dirección sur. El desfiladero de la Hermida estaba desierto y lo recorrimos sin interrupción alguna. 

Como a dos tercios de la distancia entre Unquera y Potes se encuentra el pueblo de Lebeña y la pequeña  iglesia de Santa María. Es muy recoleta y merece la pena parar a visitarla.


Continuamos hasta Potes, desvío a la izquierda hacia Vega de Liébana (que sigue siendo la carretera nacional) y todo tieso dirección León. La carretera va ascendiendo por pueblos muchas veces recorridos del corazón de Liébana con la Cordillera Cantábrica de fondo. Antes de llegar al puerto hay un mirador con un corzo, un ciervo o un rebeco, nunca me acuerdo cual es cual, muy parecido al que hay en Palombera. Bueno vale, el de Palombera tiene cuernos.

 

En el mirador nos alcanzó un Renault al que habíamos adelantado varias veces y que nos pasaba en las paradas fotográficas. Lo dejamos atrás definitivamente y seguimos dirección suroeste, hacia el puerto de San Glorio (1.609 m.) que no tenía ni pizca de nieve y está justo en el límite de Cantabria y Castilla-León.

En el mismo puerto hay una indicación que pone Collado de Llesba. Otro imprescindible al que hay que subir para admirar las vistas de los Picos de Europa desde su vertiente sur. La subida es muy bonita entra laderas de pastos con invernales de piedra, edificación menor muy típica de esta zona.

 

Al llegar al collado el panorama es increíble. Acostumbrada a ver los Picos desde el otro lado resultan muy reconocibles. Sólo las cimas están blancas, no está siendo un año de nieves; espero que sí un año de bienes…

Impresionante vista de los Picos de Europa

 Hace mucho viento arriba, pero todavía hay que andar un poco para ver el Monumento al oso pardo, simpática estatua de dicho animal sin indicación de altura. Aunque no es un puerto, ni un alto, ni un portillo ni ná, foto para el álbum.


Con los dedos como carámbanos volvemos a subirnos en la moto y, ya por tierras castellanas, entramos en los dominios de La Reina y en un pequeño desfiladero (desde Llánaves hasta Portilla) que desemboca un poco más allá en el embalse de Riaño.

Riaño es un pueblo artificial, con una historia trágica y convulsa que supuso su edificación en los años 80 como resultado de la destrucción del viejo Riaño para la construcción de un embalse. Es muy interesante leer su reseña en la Wikipedia, sobre todo la parte de la (no) inauguración del pantano. Aún así es un charco bastante grande y fotogénico, con un puente impresionante y varios brazos que se extienden en todas direcciones.


El pueblo es muy correcto, muy limpio, muy nuevo, pero sin personalidad. En un hotel nos tomamos un café con una rosquilla que me miró nada más entrar en la cafetería. Estaba muy buena :-).


Después de entrar en calor retomamos el camino y abandonamos la N-621 para tomar la N-625 dirección norte. Curiosamente no habíamos encontrado ninguna moto en todo el día, cosa rara para ser fin de semana y con un tiempo apacible. Pero el misterio estaba a punto de resolverse. ¡Estaban todos en Oseja de Sajambre! Y nos pasaron tres o cuatro veces en un sentido y otro de la carretera. Mi teoría: estaban cronometrándose en el desfiladero de los Beyos.

El desfiladero de los Beyos (que yo creía que era de los Bellos) discurre al lado del río Sella entre las provincias de León y Asturias. Es una carretera preciosa aunque era ya tarde y no entraba sol. A mí me recordó el tramo que hay entre Panes y Arenas de Cabrales: río turquesa, montañas y curvas. En un punto del camino hay un mirador sobre el desfiladero, al estilo de la Bolera de los Moros.


Casi al final de los Beyos hay una empresa que ofrece experiencias de multiaventura. Parece bastante divertido: tirolinas, vías ferrata, escalada… pero no es para mí.

 


Después de estar un rato oyendo a la gente gritar desde algún punto de las alturas reemprendimos la marcha para llegar a Cangas de Onís con algo de luz. No fue posible, pero el puente estaba iluminado y, aunque no tenía trípode, la hora azul hizo su magia y con un poco (bastante) de retoque ha quedado esta foto para la posteridad.


Retorno nocturno y muy divertido por la cara norte de los Picos de Europa (AS-114): Cabrales, Panes y de allí, vuelta a casa. Otro día de montañas, puertos y ríos. 

1 comentario:

  1. Me ha gustado la descripción, y me he animado a preparar una excursión
    Muchas gracias

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