jueves, 14 de junio de 2018

RODEANDO LOS PICOS DE EUROPA

Objetivo número 1 del día: ver los Picos de Europa desde el norte, el sur, el este y el oeste.
 
Objetivo número 2: empezar a controlar el carácter díscolo del teletubbie.
 
El día es despejado, luminoso y largo porque es finales de mayo, así que se puede hacer una ruta de día y volver tranquilamente a casa. Además hay que aprovechar las jornadas de apertura del desfiladero de La Hermida que, con la renovación de los puentes sobre el Deba, deja a la comarca de Liébana casi aislada de la costa.
 
Ahorramos tiempo llegando a Unquera por la autovía.  Hacemos un esfuerzo por no parar  a desayunar corbatas y nos adentramos hacia el sur por la N-621 bordeando el río. Hay agua de escorrentía por todas partes y los árboles están frondosos y crujientes, arrojando sombra en algunas partes del camino. Todavía es pronto, pero hay mucho tráfico. En Potes seguimos por la misma carretera hacía Vega de Liébana y en La Vega hacemos un alto para estirar las piernas (y el culo, que he perdido costumbre de andar en moto).
 
Picos de Europa desde el Este: HECHO.
 
En el bar de Yoli, mientras tomamos un aperitivo, aparece una pareja motera de Valladolid, muy salaos ellos. Se sientan con nosotros porque todas las mesas están ocupadas y nos cuentan que llevan todo el fin de semana de ruta y vuelven a casa. Con tanto casco, tanto guante y tantas gafas la mesa está repleta y las bebidas peligran, pero logramos que el daño no sea mucho y los kikos se mantienen secos.

 
Reemprendemos la marcha hacia el suroeste. Pasamos Vada, Bores, Enterrías, Vejo.... Todos los pueblos lebaniegos son dignos de ser visitados y tienen ese encanto rural aunque estén muy cerca de una nacional. En algunas curvas las laderas están plagadas de pequeñas flores silvestres moradas que dan al paisaje un curioso color primaveral. Otra curva nos sorprende con vacas.

 
 
Parada a saludar al corzo.
 
 
Parada a saludar al oso (de lejos, sólo hasta el mirador de Collado de Llesba). Y a las vacas.
 

 
Vuelta a la N-621 y entrada en la provincia de León. En Portilla de la Reina se toma el desvío a la derecha (LE-2703) hacia el norte: a partir de aquí la carretera es nueva para mí. A unos 10 kilómetros encontramos el puerto y el mirador de Pandetrave. Amplio aparcamiento con paneles explicativos.
 

 
Picos de Europa desde el Sur: HECHO.
 
Coincidimos allí con otra pandilla motera, fotos en el puerto, fotos de la moto, fotos del casco, fotos de la montañas.... Es un sitio precioso, pero tenemos una misión que cumplir.
 
 
En Posada de Valdeón se toma una carretera sin nombre, casi una pista de montaña, que lleva a Caín. Caín es el principio (o el final) de la ruta del Cares, que yo nunca haré porque soy una vaga y tengo vértigo, pero que recomiendo en-cares-cidamente recorrer, porque es mi río favorito y debe ser preciosa. El pueblo está lleno (pero lleno, lleno) de senderistas. Y de bastones de andar. Hace un sol de justicia y me estoy asando dentro del traje de invierno con todas sus capas. Aprovechamos para abrir cremalleras, comer un menú debajo de un toldo salvador y dar una vueltilla por el pueblo para ver, sobre todo, el río y sus cascadas.
 



 
Horus se está poniendo nervioso dentro de su jaula, así que lo sacamos a volar un rato.
 
Caín es final de trayecto y para volver a la civilización hay que retroceder hasta Posada de Valdeón, para girar hacia el oeste tomando la LE-2711. Serpenteando se llega al puerto de Panderrueda y a la N-625, que une Riaño, en León, con Arriondas, ya en Asturias. La tomamos en sentido norte, carretera ya conocida. de este tramo no me acuerdo mucho porque después de la comida tenía bastante sueño; no me llegué a dormir pero iba un poco grogui. Esta ruta atraviesa el precioso desfiladero de Los Beyos, que discurre paralelo al río Sella.
 
Picos de Europa desde el Oeste: HECHO.
 
El siguiente cambio de dirección para completar el círculo es en Cangas de Onís. Como sigo un poco KO no veo ni el puente con la cruz. A unos kilómetros de allí (no sé si a dos o a treinta) paramos a tomar un poco de cafeína en el bar más triste del mundo, donde un niño de unos 12 años nos pone unas cocacolas tibias sin patatitas ni nada. Casi mejor que no me acuerde de dónde fue 😛.
 
Picos de Europa desde el Norte: HECHO.
 
Retomamos la AS-114, pasamos Arenas de Cabrales, no compramos queso, y ruteando al lado del Cares llegamos a Panes para emprender tranquilamente la vuelta al hogar.

Al final la camarita se portó fenomenal y sólo hubo un par de fallos humanos, de los que me hago totalmente responsable. Dejo testimonio:

 
 
 NOTA: nunca, nunca, nunca nos hemos cruzado con tantas motos como hoy.

domingo, 11 de marzo de 2018

ESTRENANDO EL TELETUBBIE

Es sábado y, gracias a la acumulación de horas trabajadas, F. se pide el día libre para otros menesteres que la borrasca Félix se encarga de desbaratar. Mientras España se inunda, vuela o ahoga, en Cantabria hace un espléndido día primaveral, sol y 18º; una pena quedarse en casa. Desde que tengo la camarita nueva sólo hemos ido un día a estrenarla y tengo mono de moto. Y de probar la conexión de la pulsera y el teletubbie para futuros planes muy ambiciosos y que se contarán en el momento adecuado. Como decían en La Historia Interminable: "Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión".

Total, que todavía no la había puesto en el casco ni nada. Y no ha sido fácil elegir la ubicación. Yo pensaba ponerla arriba, pero están las ventilaciones. A un lado tampoco, porque interrumpe el movimiento de la mentonera y la pantalla. Al final se decidió un poco por descarte, pero ha demostrado ser una buena elección. Y se colocó muy concienzudamente 😊.


Decidimos ir a ver la nieve: subir Lunada y volver por Estacas de Trueba, ruta ya conocida (ver razones 3, 4 y 5) pero realizada en otoño y en sentido contrario. No, NO ES LO MISMO.

En Solares me miro en un portal y me muero de la risa. Autofoto de recuerdo.


Antes de llegar a La Cavada me entran dudas: no sé si le tengo que dar una vez al botón para hacer fotos o dos veces. No sé si cambia automáticamente de foto a vídeo... Parada en una cuneta y calibración. Ya voy más tranquila. Serpenteamos por Liérganes, Rubalcaba, Mirones... Siempre al lado del río Miera. Hago muchos disparos y muchos vídeos. Es una carretera que me encanta. Paramos en Las Vegas, junto al letrero de entrada al pueblo, que me hacía ilusión tener la foto de rigor.

Dejamos atrás San Roque de Riomiera y avanzamos hacia el sur, dirección a Burgos, Más fotos y vídeos. Me lo estoy pasando pipa. Empezamos a subir el puerto de Lunada. El firme está fatal, pero grabo el camino igualmente, aunque quede lleno de saltitos, porque el paisaje está precioso. Pasamos andarines y esquiadores. Al fondo se ve mucha nieve. Cascadas a mano derecha. Más fotos. Más vídeos. Cada vez hay más nieve. Y de pronto, la carretera está cortada. Iba tan entretenida mirando a izquierda y derecha dándole al botón que no vi el cartel de PUERTO CERRADO. No llegamos ni al mirador. Recalculando....




Nos quedamos un rato haciendo fotos a la moto, a la nieve, a la moto en la nieve, a la rueda llena de nieve y al entorno en general. De alguna manera F. consigue darle la vuelta a la moto y emprendemos la bajada. Vemos a los dos esquiadores en plena escalada. Paramos en una de las cascadas. Hay más coches aparcados allí. En uno de ellos va una gente que trata sin éxito contactar con alguien que se dispersó haciendo fotos. Allí no hay cobertura, por lo que silban, tocan el claxon y gritan sin parar. No aparece...

Un rato de relax fotografiando a la cascada y al agua de deshielo que cae sin parar. Incluso allí arriba hace calor y donde pega el sol la nieve se funde a toda velocidad. 


El montañero despistado sigue sin dar señales de vida. Los de abajo preguntan divertidos si hemos visto a un chaval con barba por ahí. Va a ser que no.

Retomamos la bajada. Más fotos y vídeos. Nos pasa el coche con el barbudo despistado y su familia, que seguro que han perdido la reserva para comer. 

Como nuestra idea inicial de volver por Estacas de Trueba se ha ido al garete, antes de llegar a San Roque tomamos la CA-264 para subir y bajar el Alto del Caracol (ver razones 15 y 16) hacia Selaya. Grabo el vídeo la subida. Me empieza a entrar hambre. En Selaya, difícil elección: hacia Sarón o hacia Vega de Pas. No tan difícil, nunca hacia Sarón. Cogemos la CA-262 hacia la izquierda y llegamos hasta la capital pasiega donde paramos a comer algo antes de que dé un mordisco al piloto. Grabo en vídeo la bajada desde La Braguía.


En lo que llegan nuestras viandas reviso la cámara para ver alguna de las imágenes o grabaciones realizadas y, horror de los horrores, NO HAY NADA desde la parada de calibración a la foto que le acabo de hacer al bocata de jamón (nótese todas las veces que grabé y fotografié). A mi antiguo yo le hubiera dado un patatús, pero está siendo un día tan divertido que no pienso dejar que este contratiempo me lo estropee. 

Vuelvo a encender el teletubbie y decido hacer una foto cada kilómetro para que no se apague por falta de actividad. Grabo la salida desde Vega de Pas. Hago fotos en la gasolinera en la que paramos a echar combustible. Hago fotos a nuestra silueta proyectada en el asfalto con el cacharrillo en la cabeza.... Hago fotos con tal de que no se apague.


Impresionante documento
Pasamos por Renedo de Piélagos (que olía a churros) y paramos en la Masai Tavern de Parbayón. Allí un tipo muy majo nos pregunta por la ruta que hemos seguido y confiesa ser motero. A los diez minutos vuelve otra vez: "Oye, chicos, ¿esa moto que hay aparcada fuera es la vuestra?" Sí, le respondemos. "Pues casi os la tira una Transporter hace un segundo", Salgo como una exhalación pero ya no hay rastro de la furgoneta, gracias a dios.


Y después de tanto trajín, todavía nos da tiempo a pasar por Pedreña (grabo el atardecer en la bahía) y a llegar a ver la puesta de sol desde Los Tranquilos.

💗💗

Cuando llego a casa, compruebo que se había quedado sin batería en Astillero. Cachis..... Pero insisto: ha sido un día genial. Y otra cosa, estreno logo en las fotos. Dejo, como guinda, un poco del vídeo que sí conseguí sacar.



jueves, 18 de enero de 2018

44 GRAMOS (SIN BATERÍA)

No ha sido un regalo de Reyes, pero F. sabe lo que necesito, incluso antes que yo.
 
Todo empezó en la ruta de la Montaña Palentina y Liébana. Las dimensiones de esta moto no me permiten ir con la cámara ni el teléfono haciendo fotos o vídeos y fue una pena, ya que el recorrido hubiera merecido un montón de ambos. Y yo, que no soy de quejarme en voz baja, y sin ánimo de nada más que de quejarme, lo hice varias veces. Total, que mis lamentos no cayeron en saco roto y he sido bendecida con un encantador gadget: una minicámara deportiva de 44 gramos (sin batería), con 15 accesorios y la promesa de gran diversión.
 
 
 
Fue amor a primera vista, de esas cosas que luego piensas: "¿cómo he podido vivir si ella?". Si le quitas la carcasa es como una cajita de cerillas que te mira. Luego están los 15 accesorios, de los cuales sólo reconocí el de poner en un manillar de bici, y tardé un rato en hacerme a la idiosincrasia del sistema. Las instrucciones venían en una letra tan pequeña que tuve que hacerle una foto y ampliarla. Lo más divertido es que incluye una pulsera con dos botones: uno rojo para fotos y uno gris para vídeo y tiene hasta para poner en el casco.
 
Total, que el primer día que no llovió (el día siguiente) salimos a echar gasolina con la disculpa de estrenar la minicámara y ver de qué es capaz. Los resultados no pueden ser mejores: vídeo en 4K, fotos muy decentes y gran panorámica. Se adapta muy bien a los cambios de luminosidad, graba perfectamente a contraluz y en el ocaso; sólo falta probarla de noche.
 
Una foto en ruta, de la nada, pero en movimiento estabiliza fenomenal.

Una muestra de la grabación en vídeo (ojo, no está en 4K porque pesaría tanto que no lo podría subir):


Foto con poca luz (ésta está editada):


Estoy deseando poner el aplique en el huevito. Hay que repetir toooodas las rutas. La próxima vez que salga, ya con la cámara en la cabeza, tendré esta pinta, lo que hizo que la camarita quedase automáticamente bautizada como teletubbie.

©Ragdoll Productions    ©BBC


lunes, 18 de diciembre de 2017

RAZONES 22, 23 Y 24: ERMITA DE SAN MIGUEL, FUENTE DÉ Y BEJES

Increíblemente, cupo todo y hasta sobró espacio. Después de estar el día anterior haciendo cábalas, descartando cosas y pasando líquidos a botes más pequeños, metimos todos los arreos el monomaleta y, con sólo quince minutos de retraso sobre el horario previsto, partimos hacia la aventura.

 
Lo malo de estos días de casiinvierno es que son los más cortos del año y las tardes no dan para nada. Por eso decidimos ir a una ruta cercana y adaptarnos al ritmo que nos pidiera el cuerpo.
Una vez lleno el depósito (mi gasolinero de confianza no me reconoció con el traje de astronauta), autovía hasta Corrales de Buelna. Luego F. tenía el "síndrome de las ganas de nacional" y tomamos la serpenteante N-611. Esta carretera, antes muy transitada, ha quedado relegada a un ser un recorrido pintoresco que discurre a lo largo del río Besaya y las Hoces.
Ya que pasábamos por allí, qué menos que ampliar mi catálogo de puertos con el de Pozazal, pero no tiene cartel así que me hice la foto con el letrero de la estación de tren.

El retorno de la Hormiga Atómica

Entre Reinosa y Aguilar de Campoo hay un tramo muy divertido con varios cambios de rasante que hacen que el paquete rebote en el asiento y quiera vomitar. Nos acercamos a ver el pantano de Aguilar y da pena verlo. Le faltan como quince metros de agua. Lo mejor, la aproximación entre pinares fragantes.



Hasta aquí, todo conocido.
Desde Aguilar se coge la CL-626 en sentido noroeste para llegar hasta Cervera de Pisuerga, bonito pueblo palentino en el que no encontramos un cajero de la Caixa. Después de callejear un rato corto, ya que se nos iba la luz, enfilamos la CL-627 en sentido norte para internarnos en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina (o PNFCFCMP). A un lado del camino está el embalse de Requejada que puede pasar desapercibido debido a su carencia total de agua. Seco, seco. Reseco, diría yo.

La carretera es preciosa, con suaves curvas entre árboles otoñales. Me encanta viajar en esta época. Cualquier giro te ofrece un paisaje cálido y dorado.

Casi llegando al límite con Cantabria se pasa el puerto de Piedrasluengas en el que hay un bonito mirador que un intrépido veinteañero estaba utilizando de urinario, pero al que se le cortó el rollo cuando nos vio aparecer por allí. Desde el mirador hay unas vistas impresionantes de la cara sur de los Picos de Europa.



Un poco más adelante, todavía en Palencia, justo en el punto en el que la CL-627 se transforma en la CA-184, se bifurca la carretera con una salida a la derecha, la CA-281 que asciende hasta el Mirador del Jabalí, desde el que el panorama es aún mejor que en el de Piedrasluengas ya que se encuentra a mayor altitud. Allí no pudimos esperar más y sacamos Horus a volar.


Son las cinco y media de la tarde y empieza a hacer un frío que pela. Menos mal que llevo el traje de invierno con todos los powers, unas mallas, calcetines hasta las ingles, camiseta térmica y buf. No me pude poner el forro polar porque no me cerraba el traje. Aún así, eché de menos los guantes de seda debajo de los otros. No me vuelve a pasar.

 
Mirando un precioso atardecer rosa compruebo en el teléfono la ubicación de nuestro sitio de dormir y veo que está sólo a 5,6km. Genial, porque no siento los dedos de las manos.
Retomamos la CA-184 (antes conocida como CL-627) y seguimos hacia el norte. El cielo rosa nos acompaña un rato pero estos cinco kilómetros y medio se me empiezan a hacer largos. Largos como diez, trece y hasta dieciséis, que es la distancia a la que realmente está la posada. El GPS me la ha vuelto a jugar...
 
La posada El Hoyal está en Pesaguero, muy bien señalizada al borde de la carretera y la encontramos a la primera. Aún de noche, tiene una pinta estupenda. Tengo las manos tan congeladas que no puedo ni firmar el registro de entrada. Nos dan la llave de la habitación. "Nos ha tocado la t", digo yo mirando el llavero. La amable señora de la recepción me mira asombrada "es la 7" me dice, así que subo la escalera debatiéndome entre la vergüenza y la risa.
 

Parece una t.

Me siento como Charly Sinewan en su Vlog cuando llega cada noche  a la habitación de su alojamiento, con el casco, las cámaras, la maleta, el dron.... En pocos segundos la habitación está atestada de cosas negras. Calcetines al radiador, ducha y a descansar un rato antes de la cena.
 

La foto es espantosa, ya lo sé.

La recarga de pilas es espectacular: quesos lebaniegos, cachopo y helado de orujo de miel. Rico, rico.
El día ha sido intenso y cansado; ¡a dormir!
 
Ya es otro día. La noche ha sido fría de morirse, pero yo no me he enterado. La habitación tiene balcón, y me asomo a ver la escarcha de la mañana. No me puedo creer los geranios que tiene tan lustrosos.
Otra colación de lujo con un desayuno con todo: zumito recién hecho, tostadas de pan pan y café a discreción. No sé si me va a cerrar el pantalón...
 
La noche anterior F. se ofreció a grabar imágenes de la posada con el dron para regalárselas a los dueños y, antes de irnos, sacamos a Horus de la jaula. Delante del edificio hay un gran aparcamiento desde el que despegar. Al salir vemos a la Recu totalmente congelada. Está crionizada. Manos mal que es negra y hace mucho sol así que le vamos dando vuelta para que deshiele mientras hacemos el reportaje. La emisora se resiste un poco (un mucho en realidad) pero no nos deja mal y obtenemos unas vistas estupendas para que tengan un recuerdo.
 
 
Con la moto ya seca y calentita nos ponemos en marcha.
Primera parada, la ermita de san Miguel, más allá del Monasterio de Santo Toribio. Para ello seguimos hasta Ojedo la carretera por la que habíamos llegado y tomamos la N-621 hasta Potes, luego la CA-185, a como a un kilómetro de la capital lebaniega, la desviación a la izquierda CA-885 que marca el Monasterio. Es año jubilar y está hasta arriba, pero dejamos atrás al santo junto con todos sus peregrinos y seguimos subiendo hasta llegar a la ermita, que es el fin del camino. También está llena de gente y es casi imposible sacar una foto del pequeño monumento sin personas. Es una joyita para mí totalmente desconocida. En un sitio privilegiado, con vistas a los Picos y a Potes. Sigo esperando que la gente no pase por delante del objetivo para llevarme una imagen que no tenga que tunear. Mi paciencia se agota... Me voy a ver las montañas. Una hoguera lejana humea y enturbia el aire.
 
Razón 22: Ermita de san Miguel


Vuelta  a la moto.
Segunda parada, Fuente Dé. Se llega retomando la CA-185 en sentido noroeste, hasta el final. No tiene pérdida. No pilla de paso para ir a ningún sitio o vas o no vas. Yo nunca había ido porque tengo vértigo y las alturas no me seducen, pero entiendo que sea uno de los grandes reclamos turísticos de Cantabria y no creo que esté descubriendo nada a nadie. Las paredes de granito son escalofriantes y las cabinas del teleférico se ven diminutas mientras ascienden. Esta vez no voy a subir.
 
Razón 23: Fuente Dé
 
Desde los alrededores a las instalaciones del teleférico sale una senda peatonal que se interna en un bosque. El sol se cuela entre los árboles. Se está de cine.
 
 
Tercera parada: Bejes.
Bejes huele a queso, al menos en mi mente. Queso picón fuerte y oloroso, como a mí me gusta. Se llega volviendo a Potes, desde el desfiladero de la Hermida, N-621, tomando la CM-22/03 desde el balneario que está en el pueblo. Y se sube, se sube, se sube y luego se sube un poco más. Para mi sorpresa pasamos el pueblo y seguimos subiendo hasta un monumento a un bombero. Bajamos y damos una vuelta por allí. Hay vacas paciendo y caballos con malas intenciones. No se ve ni una casa. No se oye nada más que a los animales.
 
 
Desde allí sale una carretera de montaña hacia Treviso sólo empleada por gente local. Creo que hay que pedir permiso para transitarla. En cualquier caso, no va a ser ahora, porque me muero de hambre. ¿Y qué se puede comer en Bejes? ¡¡Pues queso!!. Acompañado de un poco de panceta recién hecha. Al sol, en una terraza, con un perro que nos mira con ojos que parecen decir aydameargooooo....
Después de tan vegano almuerzo volvemos al desfiladero y nos dirigimos hacia la costa, hacia territorios conocidos para hacer noche en el pueblito guapo a ver a amigos y pasear a Horus.
 
 
Y chimpún. Esto dan de sí 28,54 litros de equipaje. Y no me ha dolido el culo ni un poquito.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

EQUIPAJE DE MANO (CUANDO RYANAIR ES UN LUJO)

Los Reyes Magos de hace dos años fueron muy buenos y me trajeron un fin de semana rural que he guardado en mi mesilla y sacado cada mes y medio más o menos para acariciarlo e intentar cuadrar calendarios. Lo he disfrutado todo este tiempo hojeando el librito y eligiendo los sitios a los que me gustaría ir.
 
 
El momento ha llegado. Se aproxima ruta fotomotera con amplio maletaje fotográfico y escueta indumentaria y dotación higiénico-sanitaria. La idea es salir  a disfrutar del otoño y practicar con el dron. El nuevo miembro del equipo va a disponer de más espacio, privilegios de ser el último en llegar.
 
El problema es que todavía no tenemos las maletas laterales así que disponemos de 29,5x39,5x24,5 cm de espacio para dos cámaras de tamaño mediano y dos personas (una de tamaño manejable). Eso son 28.548 cm3 o, lo que es lo mismo, 0,028548 m3 o 28,54 litros. Pero claro, a mí me corresponde la mitad: 14,27 litros 😠😠😠. Hace que el equipaje de mano de Ryanair parezca digno de Beyoncé (había puesto Hillary Banks, pero ese comentario podría delatar mi edad).
 
Previsión: cepillo de dientes, vaquero, tanga motero, camiseta de recambio y ya. Y a ver si entra todo. Espero que sirva de algo mi preparación al Tetris.

viernes, 20 de octubre de 2017

RAZÓN 21: PLAYA DE USGO. UNA RUTA IMPREVISTA.

Después de un verano más que atareado y de un fin de semana de relax en el pueblito guapo (con celebración familiar incluida) salimos a dar una vuelta en moto a principios de otoño. Sin rumbo fijo,por lo menos para mí, que son las mejores rutas.
 
El día es increíble: viento sur, calor, una luz rasante que iluminaba todos los colores y nada de bruma, así que salimos por el sitio habitual y, a la altura de Pontejos, encontramos una caravana de vehículos agrarios varios, de esos que van a 20 km/h. Pues nada, mente en blanco y nos ponemos a la cola del trenecito de 6 ó 7 coches que van entre ellos y la Recu. A las primeras de cambio les damos esquinazo. Yo, no sé por qué, me había hecho a la idea de que íbamos a tomar un helado al Sardinero, pero el sentido de la marcha era del todo opuesto, así que veo desfilar Liaño delante de mis ojos. Otro cruce imprevisto y giramos hacia Guarnizo. Ya no entiendo nada, así que dejo de pensar en ello. Cual es mi sorpresa, que en la N-635 volvemos a aparecer detrás de la comitiva agrolaboral.
 
Trenecito número 2. Cuento farolas y arbolitos. Otro giro, otro quiebro. CA-240: por ahí no he pasado nunca. Bordeamos la ría del Carmen, pasamos por la central de Regma (qué buena ocasión para tomar ese helado....), rotonda y giro, zonas industriales, barrios residenciales de casitas, canteras, una terraza muy animada. No hay nadie por la calle y es una gozada rodar por ahí.
 
Nos incorporamos a la CA-308 y ¡¡NO PUEDE SER!! Ahí está la comitiva agroalimentaria otra vez.... En una recta por fin F. hace unos aspavientos, acelera y les pasa. Qué cruz...
 
Total, que estamos en Igollo y yo ya estaba totalmente desconcertada con el rumbo que tomaba la situación. Menos mal que íbamos despacio porque sin gafas no veo ni torta de lejos, pero iba leyendo los carteles y tomaba notas mentales para luego recrear el recorrido.
 
Cuando pasamos por Arce y su famoso local para BBC volví a tierras conocidas. Cruzamos el Pas, bordeamos el río Saja por su lado oriental y nos acercamos a la costa hasta la playa de Usgo.
Teniendo la playa que tengo en el sitio en el que vivo, raramente me desplazo a otras a no ser que me lleven o quede con alguien. Usgo no queda en mi radio de acción y tengo que decir que me sorprendió.
 
El acceso es como el de todos los arenales de esa zona de Cantabria: un camino (no puedo llamarlo propiamente carretera aunque esté asfaltado) que sale de alguna parte, con una indicación diminuta, que te puedes saltar con facilidad.
 

 
 
Ya desde el aparcamiento me maravilló el mar: parecía el Caribe. Un color entre verde y azul, transparente y apetitoso para darse un baño en ese momento. Voy a inventar el bikini motero. La playa tiene forma de concha, con arena muy fina y protegida del viento. casi no se ven edificaciones, sólo a lo lejos.
Y es una playa con sorpresa, porque por uno de sus laterales discurren los conductos que vierten las aguas ¿depuradas? de la Solvay, de 8,5 kilómetros de longitud. Si se acerca la oreja se oye el discurrir del agua. No sé si esos vertidos tendrán algo que ver en el color del mar.
 
 
Cada cierta distancia salen de los conductos unas pequeñas válvulas de registro. Muy curioso todo.
 
 
Después de recorrer todo el camino hasta el acantilado del fondo, volvemos al aparcamiento y nos dirigimos hacia Liencres, pasando por Miengo, Mogro, la desembocadura del Pas y el pequeño pinar que hace las veces de vestíbulo de las dunas. La playa de Valdearenas me trae muy malos recuerdos, así que no voy casi nunca. Hace un poco de viento y hay un windsurfista y un par de rusos, ucranianos, letones o loquesea haciéndose fotos. En el mismo Parque Natural de las Dunas de Liencres está la playa de Canallave, con mucha tradición surfera.
 
Playa de Valdearenas
 
Siguiente parada, la playa de Somocuevas. Allí hay un pobre hablando por teléfono con alguien con el/la que había quedado y que estaba en Somo (no Somocuevas) a unos 40 km de distancia. Playa típica de la Costa Quebrada, con sus Urros y eso.
 
Playa de Somocuevas

Costa Quebrada
 
Le hago una foto a los cascos y casi se me despeña el huevito.
 
 
Ya hemos visto muchas cosas y es hora de descansar. Ruta directa a Santander. ¿Qué prefieres: faro o Sardinero? Y como mi amigo E. me ha dado mucha envidia con sus rabas de por la mañana en Cabo Mayor, elijo faro. Y acierto. Justo queda libre una mesa del lado bueno. Me la pido. Un refrigerio, foto de estamostanagustito y a casa.
 
 
Ha sido un fin de semana de lujo, desde el viernes hasta el domingo. Unas verdaderas vacaciones sin salir de Cantabria.

Me acabo de dar cuenta de que no le hice ninguna foto a la moto. Estoy desentrenada.... En fin, ésta es más o menos la ruta del día :