lunes, 25 de abril de 2016

UN PASEO EN SIDECAR (UNA EXPERIENCIA VINTAGE)

Tenemos un amigo que es un auténtico entendido en motos. Llamémosle M. Ahora que ya nos conocemos todos, M. es el mayor conocedor de marcas, modelos, piezas y mecánica de todo lo relacionado con dos ruedas y motor. Escuchar una conversación con él es como ver Top Gear, Joyas sobre ruedas y American Chopper a la vez. Y digo escuchar porque no tengo ninguna posibilidad de aportar nada a lo que se esté diciendo en ese momento. Como poco, ya entiendo ALGUNA palabra…

Pues bien, M. tiene una moto rusa Ural Ypan con sidecar y, como ya es primavera, es un buen momento para sacarla a pasear. Y yo voy a tener la suerte de ser el paquete/Miss Daisy.

Lo primero es poner la chapa guapa. Una pasada con el pulidor y un potingue mágico y parece que la acaban de sacar del concesionario de Nizhni Nóvgorod (o de donde sea).
 

Después, una clase técnica. En las curvas girar siempre hacia fuera del sidecar, si no, podemos volcar. Como le tengo mucho aprecio a mis dientes, y a mis padres le costó una pasta la ortodoncia, voy a ser obediente. Parece fácil. Una vez guardadas las cosas en el maletero, sólo queda probar. Casco y a ello.
 

San Vicente está hasta la bandera porque es La Folía y hace buenísimo. Toda la gente está en la calle. Y además tenemos a F. que galantemente se ofrece a documentar el paseo.

Las cabezas se giran al vernos pasar, los dedos apuntan y los niños se sorprenden. Saludamos como la reina de Inglaterra. Pero hay que estar atenta en los giros. No vale despistarse que se va todo al garete.

M. se recrea en el trayecto y hace las rotondas dos veces. Menos mal que hay un asa en el sidecar en el que me puedo agarrar para equilibrar la fuerza centrífuga…

 
Ha sido divertidísimo y una experiencia muy distinta de ir en la parte de atrás de la moto.

lunes, 18 de abril de 2016

ADIÓS, DAMA NEGRA

Esta no es una entrada alegre. La Dama Negra se ha ido para tener una nueva vida cerca, pero lejos. Una vida de prados verdes y vueltas ciclistas. De ks y de xs. Podrá salir en la tele. Una vida en la que no tendrá un dueño que la mime tanto como F. y en la que no tendrá un paquete que esté tan cómodo como yo.
 
O a lo mejor sí.
 
La Dama se ha marchado y ha dejado el listón muy alto para su sucesora.
 
Pero no se fue sin protestar. Bien por ella.
 

lunes, 11 de abril de 2016

lunes, 4 de abril de 2016

NIEVE EN LA SÍA


15 días lloviendo sin parar acaba con la paciencia de cualquiera pero es viernes por la tarde y está saliendo el sol. Con toda el agua que ha caído seguro que hay nieve en las montañas más cercanas. Vamos a ver hasta dónde nos dejan llegar.
 
Ponemos rumbo a Alisas y paramos en el mirador a estudiar la situación.
 

Al sur, en el horizonte, se ven las cumbres blancas lo que hace que se anime la tropa. Al norte, sin embargo, el día está primaveral y se observa hasta Santander, distinguiéndose Cabo Mayor y las isla de Mouro sin problema.

Tratando de no perder el norte…

Se está allí muy bien haciendo la fotosíntesis, pero lo que realmente apetece es tener sensación de invierno y ver paisajes de postal navideña. Vuelta a la Dama negra y a la carretera. Pasamos Arredondo y el nacimiento del Asón y, antes de llegar a La Gándara, desvío a la derecha hacia el Portillo de La Sía.

Empezamos a ganar altitud y a perder temperatura. ¡Esto es otra cosa! La nieve lo cubre todo redondeando las formas y tapando fibrocemento y bloques de hormigón. Todo es más bonito con nieve.


En una recta dejamos la moto y doy rienda suelta a mi espíritu infantil. Creo que nunca había visto tanta nieve. Al ser el principio del fin de semana aparece sin marca alguna de pisadas, como recién caída.


Conseguimos llegar a lo alto de La Sía, en el límite con Burgos, yo con más miedo que vergüenza. La carretera tiene un poco de aguanieve y resbala, pero hay una rodada limpia y F. tira de pericia. El lugar está bastante concurrido a pesar de que hace mucho frío: coches, motos, dos paisanos en scooter… La gente está (estamos) ansiosa de diversión.

Dejamos la moto en el letrero y nos aventuramos a reconocer el terreno. De los desmontes de la carretera y de los puntos kilométricos cuelgan chupiteles de hielo. Intento hacerles una foto desde más cerca pero me tiemblan las manos y no logro enfocar. Sirva esta imagen de documento gráfico.
 


De repente un sonido se escucha en la lejanía. “Es una GS” dice F. Ojito, que está como a 2 kilómetros… Se acerca el vehículo en cuestión y no sólo era una GS era la GS de su buen amigo MB., al que yo tenía muchas ganas de conocer. Vaya dos pirados de la carretera, que se van a encontrar en un sitio tan raro en un momento tan ídem. Después de unos calurosos saludo y despedida, continúa su camino. En breve seguiremos su estela. Del otro lado del puerto da el sol y el paisaje es muy distinto al que se puede contemplar en otoño.
 

Según vamos bajando va desapareciendo el manto blanco. Volvemos dando una vuelta por Montesa de los Espineros, perdón, por Espinosa de los Monteros hasta Reinosa. Creo que a lo lejos vi las torres de la catedral de Burgos :-).