miércoles, 11 de noviembre de 2015

RAZÓN 1: MONUMENTO A LA VACA PASIEGA

Para ver qué tal se daba una ruta un poco más larga y con curvas decidimos ir al monumento de la vaca pasiega. Como indica el título de este blog, no conocía el monumento, sólo que de vez en cuando algún desalmado le amputa los cuernos. Tampoco sabía dónde se emplazaba la vaca. Total, que unos bocatas, unas manzanas, unas latas en la pertinente nevera dominguera y ya estaba el plan montado.
Antes de salir, lección de abrir y cerrar maletas.

El fin de semana nos ofrecía un día con sol y calor, una jornada estupenda para salir a media mañana. Con casco rosa y cazadora de cuero vintage (genial ropa prestada sin la cual esto no sería posible) nos pusimos al lío. Subida por el puerto de Alisas por la CA-261 (foto que no me hice), parada en el mirador para admirar las vistas y escuchar. Silencio con algún cencerro lejano. Casi no pasaban vehículos por la carretera. Una gozada.




Después de un septiembre más bien frío y lluvioso octubre resultó muy soleado. El otoño sólo se intuye y los prados lucen verdes y frescos. Los árboles conservan las hojas y sólo algunas amarilleaban. Cantabria en todo su esplendor.

 
Después de comer seguimos ruta: antes de llegar a Arredondo (capital del mundo) nos desviamos a la derecha hacia Bustablado, que dejamos atrás. Continuamos por la CA-655 hacia el oeste y entonces llegó lo desconocido.

Por una vía que no sé si denominar pista, camino rural o carretera de montaña empezamos a subir. La carretera discurre entre árboles que yo suelo denominar “bosque de Lady Halcón” (recomiendo ver esta película ochentera) hasta llegar a una plataforma desde la que se el panorama es impresionante. Lo de menos es la vaca, de hecho no le hice ninguna foto. Se ve una serie infinita de cumbres con salientes calizos de mil tipos de gris, rocas que parecen en alta definición. Algunas tienen un recubrimiento como de terciopelo del tono más bonito entre el verde y el dorado. Contraste con el cielo azul con nubes y escasa bruma en el aire, más apreciable en Santander. Sí, se ve la bahía desde allí.

Comida encima de una mesa, ganas de siesta aparcadas. Los días ya no son tan largos como en verano y no hay que perderse las mejores horas de luz, que son las del atardecer.

Después de enviar un mensaje a E. para reconocerle la ruta y lo que conlleva, nos subimos en la moto y, con los ojos cerrados hasta nueva orden, nos ponemos en marcha.

¡Abre los ojos!

Y ves esto:

 
Y piensas: “vale, no conozco Cantabria”.

Retorno muy divertido por la CA-260 paralela al río Miera, parada en Liérganes y vuelta a casa.

Quiero más.

4 comentarios:

  1. Muy bonita carretera, la conozco y estoy de acuerdo en lo que escribes y plasmas, un saludo..y nos vemos por la Cantabria desconocida..jaja

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  2. Un saludo Kikekervasss. Nos vemos por Cantabria infinita y desconocida.

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  3. La tengo en pendientes.Opino lo mismo,creoq ue la vaca es lo de menos.Por lo que vi en internet y nos describes,ese sitio debe ser maravilloso.De hecho,iba a ir el año pasado cuando fui a Lunada pero habia niebla y sola no me atrevi.Sigue contandonos tus experiencias.Un abrazo.

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  4. ¡Hola Sonia! Tienes que animarte y volver a intentarlo. Yo fui en otoño, pero creo que en cualquier época del año las vistas serán increíbles.
    Veo que también tienes un blog. Lo añado a mis favoritos.
    Espero verte por Cantabria.
    Un saludo

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