Es viernes por la tarde. Ha sido una semana dura laboralmente y con muchas emociones en lo lúdico-personal (gracias por la mención de este blog en tu muro de Facebook, Sonia Barbosa). Dan un fin de semana lluvioso y F. aprovecha para pastorearme y que me relaje dando una vuelta en moto. “Te voy a llevar a una playa que no conoces”, me dice. Le contesto con mi mítico “vale” y nos ponemos en ruta.
Por la denominada carretera de las playas (CA-141) que enlaza Astillero con Santoña se llega a la desviación de Ajo y se aparca en la playa del mismo nombre. En el mismo aparcamiento, al fondo a la izquierda, hay una señal que indica Playa de Antuerta*
Por la denominada carretera de las playas (CA-141) que enlaza Astillero con Santoña se llega a la desviación de Ajo y se aparca en la playa del mismo nombre. En el mismo aparcamiento, al fondo a la izquierda, hay una señal que indica Playa de Antuerta*
Creo que el esquema es claro ¿no? |
Hacia el este está el pueblo de Ajo, separado por la Playa de Ajo o Cuberris.
Las vacas te miran al pasar y no hacen mucho caso de lo que haces, ellas siguen paciendo tranquilamente; se ve que no es un sitio muy transitado. Al fondo, en las rocas, un hombre se entretiene pescando la cena.
El cielo se va oscureciendo y al fondo, en alta mar, se empiezan a ver cortinas de lluvia. Cuando empezamos el retorno al aparcamiento llegan dos surfistas y sus sufridas (o no) acompañantes. Es una playa multientretenimiento.
Llegamos a la moto con las primeras gotas. Hemos librado por los pelos. En el camino de vuelta oigo un ruido raro a mi izquierda y me vuelvo extrañada: nos está adelantando un coche. Creo que es la primera vez que pasa desde que soy paquete.
*NOTA: Aunque el Google Maps diga que la Playa de Antuerta está en el Golfo de Vizcaya, Ciudad de México, no hay que hacerle mucho caso.